sábado, 2 de enero de 2016

La mina de La Camocha (Gijón)

"La  mina de La Camocha
dicen que va baxo el mar
y que a veces los mineros
sienten les oles bramar"

Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, en la que España se vio favorecida por su neutralidad, la necesidad europea de carbón ánimo de nuevo a la familia Felgueroso en su aventura. Su grupo hullero ya era entonces el quinto productor de mineral español. Pero en 1920, intuyendo tiempos de crisis, vendieron gran parte de sus minas para centrarse en su proyecto de Gijón, donde en 1930 fundarían Mina La Camocha.

La primera producción del pozo se extrajo en 1935, una actividad que sin contar las huelgas y protestas, no se detendría hasta el 31 de diciembre de 2008, en la que La Camocha, ya  desde hacía muchos años con empresarios distintos a sus fundadores, intervenida judicialmente y con deudas en la Seguridad Social, cerró con 160 trabajadores: unos, se prejubilaron y otros fueron reubicados en Hunosa.

Monumento al minero de La Camocha en el taller del autor
El nombre de La Camocha se atribuye a la presencia de una vaca con un único cuerno (la vaca mocha) que pastaba en el prado donde se situó la profundización del primer pozo de la mina, el prado de la camocha..

Para hablar del origen de La Camocha debemos remontarnos a 1893 y a la familia Felgueroso, que a través de los éxitos empresariales obtenidos por uno de sus hijos, Víctor, pudo hacer el capital con el que constituir la Sociedad Regular Colectiva Hermanos Felgueroso. El dinero lo obtuvo gracias a la compra, gestión y arrendamiento de explotaciones, como las de Saús, Clara Matilde, Benita (embrión del Grupo Minero Ciaño), Entralgo y, sobre todo, La Nueva, adquiridas por un millón de pesetas de la época a Inocencio Sela.

Sabedores de que el insigne geólogo alemán, Guillermo Shultz, había confirmado en sus estudios la presencia de carbón al sur de la villa de Gijón, los Felgueroso se lanzan a su explotación sin obtener, en un principio éxito. De hecho, y pese a haber localizado carbón de calidad a 160 metros de profundidad, en la primera excavación en San Martín de Huerces toparon con una gran manantial de agua que casi les hizo desistir. La mala experiencia se repitió más veces, primero por un manto freático situado cerca de Vega; y después por una noticia que daría la vuelta a toda España y que en Asturias acabó bautizándose como: “el mecheru Caldones”. 

En Caldones, en una de las exploraciones de carbón llevadas a c
abo en enero de 1915, una máquina de sondeos provoca una tremenda explosión seguida de un interminable incendio. La especulación empieza a trabajar y algunos periódicos de la época titulan “¿Aparece un yacimiento petrolífero en Gijón? Pero la realidad es que se trataba de un violento escape de gas natural, de los que tradicionalmente ocurren en los yacimientos fósiles. A ver aquel enorme “mechero natural” acudieron cientos de personas: unos, ingenieros y políticos, por estudiar aquella curiosidad geológica; y otros vecinos, y hasta religiosos, por comprobar que no era el principio de una catástrofe para Gijón, o la mismísima puerta de entrada al infierno. Al final, “el mecheru” se apagó a los 4 días utilizando para ello ácido carbónico procedente de la fábrica de cerveza La Estrella de Gijón.

A lo largo de su vida, la mina contó con 3 pozos verticales principales de acceso al interior, numerados del 1 al 3, según su antigüedad. De ellos, solo los números 2 y 3 estaban en funcionamiento a su clausura. Además de estos 3 pozos, la mina contaba con un pozo de rellenos y dos pozos de ventilación denominados Granda y Leorio.

El primer carbón comercializado de La Camocha se vendió a la panadería Zarracina de la villa de Gijón (30 de septiembre-1 de octubre de 1935). El hecho quedó plasmado en una fotografía de los empleados con el cargamento.

Desde 1949 hasta 1986 la mina estuvo conectada mediante una vía férrea de ancho ibérico con el puerto de Gijón a través de la estación de Veriña. Tras su abandono, la caja de la vía fue utilizada para la construcción de una vía verde entre Tremañes y Vega.

En el año 2014 se inauguró en el parque Primero de Mayo, una escultura de José  Luis Iglesias Luelgo, como homenaje a los mineros de ésta barriada gijonesa.

Para saber más sobre esta mina, recomendamos el libro 'Mina La Camocha: historia de una mina', obra de José Luis Areces Sánchez.

Fuentes: Montepío y el Comercio 

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